Itzal extendió su mano
no pude sostenerla,
sus dedos se deslizaron
por mi palma, sentí su alma
en ese momento
un rayo atravesando mis entrañas
caí aturdido en mis rodillas
lloré
le pedí perdón, no esperándolo
sentí el abismo de la muerte,
sentí mi alma romperse en mil pedazos
sentí el corazón estrujarse
y pedí la muerte...
sólo movió sus ojos
para decir:
ya es tarde...
1 Comments:
Cuánta poesía puede haber en un desencuentro...
En eso pensé cuando leí tu prosa poética.
Paradógica y burlesca puede parecer la ausencia...
Me pregunto si es Itzal la portadora de la poesía o es la misma poesía.
Espero que ya no sea tarde para descubrirlo...
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